Un trio incorporado

Una pequeña niña con los cabellos rizados y desordenados que juega sola o mejor dicho con ese yo que siempre la acompañaba. Las voces que eran mas que todo susurros al oido para que nadie comprendiese lo que se decían la una con la otra.
Ahí sentada en el piso cuyos ademanes no dejan nada al razonamiento ni a la lógica, con gestos y miradas perdidas en algún espacio desconocido para todos y amado por mí. Así, de niña pasaba horas en aquel patio trasero de mi casa, vigilada por aquel ser que al mismo tiempo era yo misma sentada en la copa del único árbol que cuidaba de nuestra casa. Era yo viendome a mi misma, observandome y vigilandome desde lo alto, sin perder los mínimos detallles de los juegos y encuentros con seres imaginarios.
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